Un equipo de Segunda B se ha clasificado para cuartos de final de la Copa del Rey. Pero, ojo, que nadie piense que estamos hablando del típico ejemplo de conjunto voluntarioso que a base de coraje, suerte y correr más que el rival pega la campanada. Que va. El Mirandés ha superado al Racing porque es mejor. Aclaro, no quiero decir que, en esta eliminatoria 'ha estado' mejor. No, después de 180' se puede afirmar que 'es' mejor. En Anduva le dio un repaso a los suplentes y anoche, en El Sardinero, a los titulares. Como el mes pasado lo hizo con el Villarreal. Que se prepare el siguiente.
Lo demostrado empíricamente en esta eliminatoria es todo un expediente x. ¿Quién ficha en este equipo? ¿Cómo es posible que una colección de jugadores desconocidos fichados aquí y allá y que en la mayoría de los casos no han destacado en ninguna de las grandes canteras del fútbol español sean tan buenos técnicamente? Puedes entender que estén mejor trabajados tácticamente, que sean más veloces o más intensos que un Primera (cosas todas ellas evidentes otra vez ayer), pero no que tengan muchísima más clase. Y la tienen.
Control. El Mirandés tardó apenas cinco minutos en serenarse y hacerse con el control del partido. Colocación y toque. El Racing tuvo la suerte de marcar en la primera ocasión en que pisó el área rival y a punto estuvo de cambiar la historia de la eliminatoria. Los de Pouso acusaron el golpe y estuvieron diez minutos contra las cuerdas. Ahí sí tuvieron suerte de que Iturralde (ya con tripita) se comiera dos penaltis. Como luego, en la segunda parte, se inventó la expulsión de Bernardo. Da igual, no se va a hablar del árbitro porque el Mirandés fue mejor y mereció pasar. Eso sí, el penalti con el que Pablo empató el partido sí que fue. Como una casa. Ni Iturralde se podía equivocar esta vez.