12:00: Villareal CF 2 - 2 Athletic de Bilbao
16:00: Rayo Vallecano 0 - 1 Real Madrid
18:00: Real Sociedad 1 - 0 RCD Mallorca
18:00: Osasuna 2 - 1 Granada CF
18:00: Valencia CF 1 - 2 Sevilla FC
21:30: Atletico de Madrid 1 - 2 FC Barcelona
Todo sobre el futbol. La liga BBVA, ADELANTE, internacionales. Futbol de Champions
domingo, 26 de febrero de 2012
sábado, 25 de febrero de 2012
Jornada 25. Partidos Sabado
18:00: Racing de Santander 1 - 1 Sporting de Gijon
18:00: Real Betis 1 - 1 Getafe CF
20:00: Malaga CF 5 - 1 Real Zaragoza
18:00: Real Betis 1 - 1 Getafe CF
20:00: Malaga CF 5 - 1 Real Zaragoza
22:00: Espanyol 1 - 2 Levante
martes, 21 de febrero de 2012
lunes, 20 de febrero de 2012
domingo, 19 de febrero de 2012
Messi fulmina al Valencia con un espectacular recital
Mientras Guardiola sigue deshojando la margarita, la grada del Camp Nou reclama partido a partido que Guardiola se quede. Y que siga la caza. Porque en este partido, -ante el tercer clasificado de la Liga-, el Barcelona volvió a desplegar el fútbol preciosista que tanto gusta en la Ciudad Condal. Fue un recital, reflejado en el marcador y en lo visto sobre el terreno de juego: un solo equipo, y muchos pases, muchas ocasiones de gol, y mucha voces coreando: "Messi, Messi..."
¿Y el Valencia? No comenzó tan mal, o más bien un poco tibio el Barcelona, no tan sutil en el pase como acostumbraba. Como el club azulgrana no alcanzaba su habitual virtuosismo en los primeros compases, los chés se sentían a gusto a la contra, en especial Feghouli y Piatti. Tras un par de arrancadas de Messi, llegó el tempranero e inesperado gol del Valencia. Centro llovido de Feghouli, exceso de confianza en la defensa azulgrana y gol de Piatti. Un jarro de agua fría en toda regla.
Fue un punto de inflexión, desde luego. Anotó el Valencia y acabó su partido. Porque los 82 minutos restantes fueron del Barcelona, que parecía como si, consciente de la distancia con el líder, jugara únicamente para el disfrute de su afición, como el que acude a un museo sin otro ánimo que admirar una colección. Y en este caso, una colección de pases, de jugadas, de paredes.
Hasta el minuto 21 de partido, los de Guardiola cargaban su fútbol por la banda izquierda, pero con la llegada del primero del conjunto catalán, el aluvión llegaba por todas partes. Messi marcó el primero, apoyado en Pedro, muy vivo e incisivo como siempre desde su costado. Seis minutos después, el argentino culminó de nuevo una de esas jugadas que gustan a Guardiola, y que suponemos habrá pesado positivamente a la hora de decidir su futuro laboral. Iniesta -de los mejores en la primera parte- firmó uno de sus pases de autor, llegó Abidal libre de marca y centró al segundo palo, donde Messi, tras escapársele el balón de las manos a Alves, dio la vuelta al marcador.
Fue el único fallo de Diego Alves, porque a pesar de la derrota y de dicho error, fue sin duda el mejor del Valencia, al que no le duraba el balón en los pies más de cinco segundos. De hecho, se pudieron contabilizar hasta cinco ocasiones de gol de los pupilos de Pep, todas abortadas por Alves. En el 28, ganó un mano a mano a Alexis; en el 29, a Cesc; en el 31, tras una doble pared de Iniesta y Messi; en el 40, balón al palo de Fábregas, y en el 43, de nuevo otra pared, sello de la casa, que desbarató el meta ché.
Se llegó a la segunda mitad con las habituales sensaciones del Barcelona en el Camp Nou: dominio absoluto, multitud de ocasiones y buen juego. Pero escasísima renta con un rival del que no se podía hablar, ni bien ni mal, porque no había hecho nada. Pero los de Emery, que son incapaces de cogerle la medida al Barcelona, siguieron sufriendo las estocadas rivales.
Alexis falló su enésimo mano a mano con Alves en el minuto 47, y dos después, Cesc la colocó muy bien en el palo largo pero se topó de nuevo con el meta del Valencia. Cuando parecía que el único que tenía fe en su equipo era el felino portero brasileño, una jugada aislada estuvo a punto de echar al traste el partidazo culé. Fue un mal despeje de Piqué y un zarpazo de Feghouli, pero Valdés sí estuvo acertado en esta ocasión.
En el minuto 68, Tello sustituyó a Pedro, y el canterano también gozó de al menos dos ocasiones para aportar su golito. Pero era la noche, como no, de Lionel Messi, que precisamente aprovecho una gran jugada de Tello para hacer su hat-trick (minuto 76), que se vería ampliado en el 85, con una precisa vaselina que disparó la adrenalina en el Camp Nou. Aún quedaba la guinda. Xavi, que entró a falta de cuatro minutos para el final, puso el 5-1, un resultado justo y rebajado por los reflejos de un súper-portero como Diego Alves.
El Real Madrid, a diez puntos, pero Pep Guardiola, quizá más cerca de la renovación. Que lo haga por Messi, aunque sea.
Jornada 24. Partidos Domingo
12:00: Granada CF 4 - 1 Real Sociedad
16:00: Athletic Club 3 - 0 Malaga CF
18:00: Mallorca 4 - 0 Villareal
18:00: Sporting de Gijón 1 - 1 Atletico de Madrid
19:45: UD Levante 3 - 5 Rayo Vallecano
21:30: FC Barcelona 5 - 1 Valencia CF
16:00: Athletic Club 3 - 0 Malaga CF
18:00: Mallorca 4 - 0 Villareal
18:00: Sporting de Gijón 1 - 1 Atletico de Madrid
19:45: UD Levante 3 - 5 Rayo Vallecano
21:30: FC Barcelona 5 - 1 Valencia CF
El Madrid no es de esta Liga
Quien juega contra el Real Madrid no sólo se enfrenta a un equipo mejor, más dotado técnicamente, bendecido desde la cuna con la magia del talento. Se mide también a un equipo más fuerte y más ágil. Esa segunda virtud, digamos muscular, es la que impide cualquier escapatoria. El Madrid gana el partido de fútbol, pero ganaría también las carreras de sacos, el rescate y el pídola. Se trata, por tanto, de un adversario total, inabordable en el campo, en los 3.000 obstáculos y en las coreografías de Michel Teló.
Para el adversario de un monstruo así sólo cabe la resignación de los Washington Generals, aquel equipo que se dejaba marear por los Harlem Globetrotters. No hay otra opción. Ni siquiera perversa. Quien atiza a Cristiano descubre que Cristiano vuelve a levantarse tras sacudirse el polvo del edificio que se le cayó encima. El joven Álvaro sabe de lo que hablamos y el viejo tobillo de Cristiano también.
A los seis minutos ya ganaba el Madrid y a los 38 el Racing se quedó con diez jugadores. Habrá quien señale ese último momento como la clave del partido. Con 1-0 y el visitante descubriendo mundo, Cisma fue expulsado por doble amarilla. Su pecado, en ambos casos, fue tocar el balón con la mano, acción prohibida desde 1863. El problema, en la segunda amarilla, es determinar la voluntariedad del impacto. Cisma desvió con los brazos un centro de Cristiano y, aunque no se le puede exigir la amputación, sí cabe sugerirle el recogimiento. Con todo, la roja pareció un castigo excesivo e injusto para quien nada hizo por golpear la pelota, sino que se vio golpeado por ella.
Créanme si les digo que si no hubieran sido las manos de Cisma hubieran sido las manos de Manitú. El Madrid llegaba con cadencia y sólo Toño mantenía la intriga de un marcador abierto. Gracias a él el segundo gol se retrasó hasta el minuto 45, cuando Benzema burló sutilmente la salida de un guardameta a prueba de bombas, pero no de pellizcos. Ya dentro de la portería, Ramos y Bernardo se pelearon por un lugar en el acta.
El mérito del Racing fue volver tras el descanso. Y hacerlo con ánimo. El debutante Babacar cabeceó junto al palo en un contragolpe y alumbró una rendija para la sorpresa. Diop empujaba mientras Arana y Acosta se desplegaban por bandas... Sin embargo, atacar al Madrid es como escapar de Alcatraz. Excavado el túnel, superados los muros y burlados los guardias, toca lidiar con los tiburones.
A los diez minutos de entrar al campo, Di María logró uno de esos goles que tanto le gustan, zurdazo con efecto desde el flanco derecho. La cuenta la cerró Benzema con uno de los que le gustan a él: zambombazo sin mediar palabra.
Para el adversario de un monstruo así sólo cabe la resignación de los Washington Generals, aquel equipo que se dejaba marear por los Harlem Globetrotters. No hay otra opción. Ni siquiera perversa. Quien atiza a Cristiano descubre que Cristiano vuelve a levantarse tras sacudirse el polvo del edificio que se le cayó encima. El joven Álvaro sabe de lo que hablamos y el viejo tobillo de Cristiano también.
A los seis minutos ya ganaba el Madrid y a los 38 el Racing se quedó con diez jugadores. Habrá quien señale ese último momento como la clave del partido. Con 1-0 y el visitante descubriendo mundo, Cisma fue expulsado por doble amarilla. Su pecado, en ambos casos, fue tocar el balón con la mano, acción prohibida desde 1863. El problema, en la segunda amarilla, es determinar la voluntariedad del impacto. Cisma desvió con los brazos un centro de Cristiano y, aunque no se le puede exigir la amputación, sí cabe sugerirle el recogimiento. Con todo, la roja pareció un castigo excesivo e injusto para quien nada hizo por golpear la pelota, sino que se vio golpeado por ella.
Créanme si les digo que si no hubieran sido las manos de Cisma hubieran sido las manos de Manitú. El Madrid llegaba con cadencia y sólo Toño mantenía la intriga de un marcador abierto. Gracias a él el segundo gol se retrasó hasta el minuto 45, cuando Benzema burló sutilmente la salida de un guardameta a prueba de bombas, pero no de pellizcos. Ya dentro de la portería, Ramos y Bernardo se pelearon por un lugar en el acta.
El mérito del Racing fue volver tras el descanso. Y hacerlo con ánimo. El debutante Babacar cabeceó junto al palo en un contragolpe y alumbró una rendija para la sorpresa. Diop empujaba mientras Arana y Acosta se desplegaban por bandas... Sin embargo, atacar al Madrid es como escapar de Alcatraz. Excavado el túnel, superados los muros y burlados los guardias, toca lidiar con los tiburones.
A los diez minutos de entrar al campo, Di María logró uno de esos goles que tanto le gustan, zurdazo con efecto desde el flanco derecho. La cuenta la cerró Benzema con uno de los que le gustan a él: zambombazo sin mediar palabra.
Insólito.
Hubo otros prodigios. Kaká vio una amarilla por cortar una contra y se le recuerdan otras escaramuzas insólitas, incluido el escorzo que sirvió a Cristiano el primer gol. Ya en la segunda mitad, la iluminación perdió potencia un minuto, lo que aconseja revisión eléctrica al finalizar la temporada, enésima razón para no albergar la Copa. La última es que habrá que reponer el césped al término del campeonato. Para borrar las huellas.sábado, 18 de febrero de 2012
Jornada 24. Partidos Sabado
18:00: Getafe CF 1 - 1 Espanyol
20:00: Real Madrid 4 - 0 Racing de Santander
22:00: Sevilla FC - Osasuna
20:00: Real Madrid 4 - 0 Racing de Santander
22:00: Sevilla FC - Osasuna
lunes, 13 de febrero de 2012
Un Madrid de diez
Si el Real Madrid observa por el retrovisor verá carretera y campo. Si espera en una colina, sentirá que la primavera llega antes que el Barça. Eso significan, aproximadamente, diez puntos. Especialmente cuando los saca el Madrid. La Liga está decidida y habrá que buscar otro estímulo para entretener el tiempo: récord de goles, de victorias, plusmarcas de Cristiano y ovejitas blancas.
Ahora parece prehistoria y habrá quien lo niegue, pero a los cuatro minutos marcó el Levante. Farinós sacó una falta y el balón dibujó el efecto que sueña el nueve clásico, esa especie en extinción. El resto de la acción fue un intercambio de papeles. Sergio Ramos peinó lo que debía peinar Ballesteros y el defensa argentino Cabral (siete goles en ocho años) cabeceó a placer lo que debió rematar Koné.
El Madrid se tomó el gol como un aliciente, suele hacerlo. La impresión es que regala ocasiones igual que los equipos de curso superior conceden goles de ventaja en los recreos; para animar los partidos. Sucede en el Bernabéu, preferiblemente, y no es una enfermedad grave: se trata de una travesura del subconsciente para ponerle emoción y, de paso, desafiar la autoridad del entrenador. El subconsciente es muy atrevido.
El empate, no obstante, tardó en llegar. El Madrid se lanzó a un asedio medieval y el Levante se protegió académicamente. Incluso más que eso. Cada vez que pudo asomar la cabeza, el poderosísimo Koné tuvo una buena ocurrencia en ataque. Uno de sus pases a la espalda de los centrales acabó en una oportunidad de Iborra que desbarató Casillas.
El Madrid no se dio por aludido y continuó percutiendo. Su táctica se basaba en el asedio de castillos, primer tomo. Antes que un delantero, el ariete es una máquina militar para derribar murallas y eso mismo parecía el Madrid, cambien la cabeza de carnero por la de Benzema.
Ante la evidencia de una rendición segura, Del Horno quiso torcer el destino con una riña pandillera por la que pudo ser expulsado y expulsar a Sergio Ramos. Nada de eso ocurrió. Nada forzado. Nada heroico. Agotadas las posibilidades de sobrevivir, un piano cayó sobre la cabeza del Levante.
La pregunta en los minutos del descanso fue cuántos obstáculos harían falta para impedir la victoria del Madrid en el Bernabéu. Dos, tres, quizá cuatro. El subconsciente nunca se atreverá a tanto, pero el concurso está abierto.
La segunda parte careció de intriga. El líder ya estaba impulsado por el sabor de la sangre, la distancia con el Barça y la voracidad de Cristiano. Suyo fue el segundo gol, a pase de Higuaín. Y el tercero, maravilloso. Más que un tiro lejano fue un cometa cercano, un prodigio de potencia, frotamientos vectoriales y efectos especiales.
Koné dejó su rúbrica en el partido con un cabezazo que recordó los viejos méritos del Levante: descaro y agilidad. Hasta que Benzema volvió a engordar el marcador con un gol elástico y genial, un derechazo propio de Figo, dicho sea sin faltar. Si Özil hubiera marcado después habría salido a hombros. Lo impidió el poste, pero el túnel que le condujo hasta allí habrá dejado surco. Y convendría regarlo. Brotarán flores.
Ahora parece prehistoria y habrá quien lo niegue, pero a los cuatro minutos marcó el Levante. Farinós sacó una falta y el balón dibujó el efecto que sueña el nueve clásico, esa especie en extinción. El resto de la acción fue un intercambio de papeles. Sergio Ramos peinó lo que debía peinar Ballesteros y el defensa argentino Cabral (siete goles en ocho años) cabeceó a placer lo que debió rematar Koné.
El Madrid se tomó el gol como un aliciente, suele hacerlo. La impresión es que regala ocasiones igual que los equipos de curso superior conceden goles de ventaja en los recreos; para animar los partidos. Sucede en el Bernabéu, preferiblemente, y no es una enfermedad grave: se trata de una travesura del subconsciente para ponerle emoción y, de paso, desafiar la autoridad del entrenador. El subconsciente es muy atrevido.
El empate, no obstante, tardó en llegar. El Madrid se lanzó a un asedio medieval y el Levante se protegió académicamente. Incluso más que eso. Cada vez que pudo asomar la cabeza, el poderosísimo Koné tuvo una buena ocurrencia en ataque. Uno de sus pases a la espalda de los centrales acabó en una oportunidad de Iborra que desbarató Casillas.
El Madrid no se dio por aludido y continuó percutiendo. Su táctica se basaba en el asedio de castillos, primer tomo. Antes que un delantero, el ariete es una máquina militar para derribar murallas y eso mismo parecía el Madrid, cambien la cabeza de carnero por la de Benzema.
Ante la evidencia de una rendición segura, Del Horno quiso torcer el destino con una riña pandillera por la que pudo ser expulsado y expulsar a Sergio Ramos. Nada de eso ocurrió. Nada forzado. Nada heroico. Agotadas las posibilidades de sobrevivir, un piano cayó sobre la cabeza del Levante.
Pena.
El hecho es que lo de Iborra no fue un penalti, sino una desgracia pianística. Toqueteó el balón con los dos brazos dentro del área sin que quepa otra explicación que la pelota se le puso mimosa, como si fuera presa de un flechazo repentino, abrázame Vicente, aquí y ahora. El futbolista podrá decir en su descargo que no fue su culpa, que se vio acosado, y aunque parece bastante cierto, nadie le creerá. El árbitro no lo hizo. El desastre, por lo tanto, fue completo: Iborra no sólo vio la segunda amarilla y propició el empate del Madrid; la pelota, además, se fue con otro.La pregunta en los minutos del descanso fue cuántos obstáculos harían falta para impedir la victoria del Madrid en el Bernabéu. Dos, tres, quizá cuatro. El subconsciente nunca se atreverá a tanto, pero el concurso está abierto.
La segunda parte careció de intriga. El líder ya estaba impulsado por el sabor de la sangre, la distancia con el Barça y la voracidad de Cristiano. Suyo fue el segundo gol, a pase de Higuaín. Y el tercero, maravilloso. Más que un tiro lejano fue un cometa cercano, un prodigio de potencia, frotamientos vectoriales y efectos especiales.
Koné dejó su rúbrica en el partido con un cabezazo que recordó los viejos méritos del Levante: descaro y agilidad. Hasta que Benzema volvió a engordar el marcador con un gol elástico y genial, un derechazo propio de Figo, dicho sea sin faltar. Si Özil hubiera marcado después habría salido a hombros. Lo impidió el poste, pero el túnel que le condujo hasta allí habrá dejado surco. Y convendría regarlo. Brotarán flores.
domingo, 12 de febrero de 2012
Jornada 23. Partidos Domingo
12:00: Espanyol 0 - 2 Real Zaragoza
16:00: Malaga 3 - 1 Mallorca
16:00: Rayo Vallecano 2 - 0 Getafe CF
18:00: Valencia CF 4 - 0 Sportin Gijón
19:45: Villareal CF 3 - 1 Granada CF
21:30: Real Madrid 4 - 2 Levante UD
16:00: Malaga 3 - 1 Mallorca
16:00: Rayo Vallecano 2 - 0 Getafe CF
18:00: Valencia CF 4 - 0 Sportin Gijón
19:45: Villareal CF 3 - 1 Granada CF
21:30: Real Madrid 4 - 2 Levante UD
"La Liga no está perdida, no vamos a bajar los brazos"
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primera
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Tras el entrenamiento de esta mañana, pensando ya en el partido de ida de los octavos de final de la Champions contra el Bayer Leverkusen en Alemania del próximo martes, Puyol analizó la situación del equipo culé tras caer en el Reyno de Navarra: "Intentaremos ganar cada semana y esperar a ver qué hace el rival. Nos tenemos que centrar en nosotros", y desveló el sentido de las conversaciones en la sesión de hoy: "Guardiola nos ha dicho que tenemos que continuar, pero que debemos pasar página tras el partido de anoche y ahora nos tenemos que centrar en la Liga de Campeones".
El capitán insitió en que el equipo no se rendirá pese a que la desventaja con el Real Madrid puede incrementarse hoy hasta los 10 puntos: "Lucharemos por las tres competiciones. Nosotros no somos máquinas que podamos conectarnos y desconectarnos. No vamos a centrarnos sólo en la Copa y en la Champions. Quien crea eso está equivocado".
miércoles, 8 de febrero de 2012
El mejor Barça vuelve a la final
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El Barça está mejor de lo que parece en ataque. Revisen los dos goles y sus mil oportunidades. Y sufre más de lo que se recuerda en defensa. Pinto fue ovacionado. De ahí que el equipo de Guardiola fuera capaz, como tantas otras veces, de ganar de uno o de diez, y que, a la vez, viva frecuentemente con el miedo al disgusto. Pero eso ahora es secundario y mejorable. Más le vale. El análisis más relevante es que su fútbol vuelve a enganchar por vistoso tras un mes de enero más gris que frío. Y la noticia más deseada por su afición es que alcanzó la final con la justicia que origina su dominio en la posesión y su hambre de no saciarse jamás.Pudo golear. Pero también estuvo, por momentos, cerca de tropezar. Los motivos se encuentran en la mala puntería de los ataques y en las decisivas intervenciones de los porteros. Cesc y Xavi le premiaron con dos obras de arte, una de ellas ya con superioridad en el campo por la expulsión de Feghouli (minuto 75). Así, castigó a un Valencia que se despide de la competición por la puerta grande. Por su trayectoria en la competición, por su fe en la ida de semifinales y por su insistencia en esta vuelta. Plantó cara y eso es de agradecer ya que según avanzaba el día tenía menos argumentos para hacerlo. Emery arrastraba un currículum sin victorias en nueve enfrentamientos con su adversario, y Soldado no podría vestirse por una dichosa gripe. Demasiados contratiempos para superar la prueba.
De la sorpresa al ciclón
El arranque del Valencia fue soberbio. Presionó la salida del Barça como pocos lo han hecho hasta la fecha durante tanto tiempo seguido. Tuvo la posesión más de lo que hubiera imaginado y así se plantó ante Pinto con dos ocasiones de oro. Primero tras una falta a la olla que Aduriz peinó a la búsqueda, sin éxito, de un rematador final. Y después con un mano a mano que Feghouli envió al lateral de la red con más fuerza que calidad. Fueron quince minutos de superioridad manifiesta. Pero para el Camp Nou pareció un mundo en el que, de nuevo, los más agoreros alimentaron sus ansias de degustar un fin de ciclo. Tan solo fue un espejismo. Un mal trago que duró lo que quiso Messi. La Pulga no está lo bien que suele. Pero, aun así, a un nivel de acierto inferior del suyo sigue estando por encima del resto.
El argentino se desperezó en el momento oportuno. Se descolgó de la posición donde jamás le llegaba el balón para ir a buscarlo. No sabe vivir sin él. En su primer contacto con su inseparable juguete, regaló un pase al hueco a Cesc que no podía desaprovechar. Antes del remate, sutil y con la puntera por encima de Alves, pudo pasar de todo. Desde que Miguel, de no estarían lento, cortara de raíz su cabalgada hasta que el portero hiciera bien sus deberes, sin quedarse a medio camino entre guardar la cueva o intimidar al enemigo. Ambos fracasaron y el Barça se adelantó. 1-0: bonito, inesperado e injusto.
Como injusto fue que tras este mazazo para el Valencia, no le llovieran media docena más. El Barça adelantó la línea de asfixia diez metros y tanto Rami como Víctor Ruiz se vieron sobrepasados. Ninguno daba abasto a achicar balones. Albelda y Banega hacían lo que podían, pero ya se sabe, Guardiola acumula en la medular más centrocampistas de los que caben, y por ahí se inicia siempre el ciclón. Cesc pudo hacer el segundo un par de veces y erró. No quiso sentenciar a Víctor Ruiz tras un regalo en su intención de sacarla jugada y tampoco supo finalizar un eslalon maravilloso. Alves es mucho Alves. Cuenca y Messi también se estrellaron contra los poderes del brasileño dejando de manifiesto que el problema culé está siendo no cerrar los partidos como antaño.
Más sustos para el Camp Nou
Por eso el Valencia llegó al segundo tiempo con vida. Y por eso Jordi Alba volvió a tener otra oportunidad de poner la eliminatoria cuesta abajo. El lateral, soberbio, se valió de su chispa para dejar atrás a Puyol y encarar a Pinto. El portero ganó la partida, sacó su remate, el cabezazo de Aduriz en la continuación y más de una espina. Su afición le premió con otra ovación antidetractores. El Valencia no estuvo fino en la definición cuando pudo y debió, y le costó una final. Messi volvió a coger el timón y si no sentenció la eliminatoria volvió a ser por Alves. El guardameta amplió su exhibición sacando otro mano a mano y un punterazo cargado de veneno. Diez minutos después pidió penalti en otro desafío frente a Alves que acabó sin gol.
El 1-0 no dejaba tranquilo a nadie. El Valencia siguió buscando la prórroga y el Barça la sentencia. Xavi la encontró en una de esas contras de libro, que parte en una banda y muere en la opuesta. Su derechazo batió, por fin, a Alves. La celebración, lejos de emular un alivio o un festejo por lograr otra final, pareció tener otra lectura. Por las caras. Por los gestos. "Hemos vuelto", parecieron decir el capitán y compañía.
A la final por la puerta grande
El Athletic quiere esta Copa para sus vitrinas. Cada partido que pasa demuestra estar más capacitado para ganar un título. 27 años después de sacar la última gabarra, Marcelo Bielsa ha construido un equipo temible, que juega con gusto al fútbol y presiona sin desmayo. Anoche se cenó al matagigantes de la competición, el sobresaliente Mirandés, en un cuarto de hora. Dirán que fue un abuso, que la diferencia era enorme. Lo que quieran. Pregunten a Racing, Villarreal o Espanyol cómo se las gastaron los de Pouso. Han sido los campeones morales de esta Copa, pero el Athletic quiere la de verdad. Ni San Mamés ni Bilbao celebraron el éxito como hace tres años ante el Sevilla, lo de anoche era obligación.
La intriga duró diez minutos. Los burgaleses habían sorprendido con un plan que ya otros han probado, dejar vía libre a la salida de balón de Amorebieta. La movilidad de los leones les destrozó. Muniain, que empezó como un tiro, cazó un centro de Herrera y batió a Nauzet.
Sin tiempo para reaccionar, cayó el segundo, en una jugada de tiralíneas que terminó con tacón en el área grande del lateral derecho, Iraola, y zurdazo de Susaeta. Al cuarto de hora, la megafonía ya lanzaba el primero de seis avisos a los aficionados para que no invadiesen el campo al final del encuentro. Todo un síntoma.
Sin rendirse. El mazazo definitivo llegó en el minuto 22, con un cabezazo de Aurtenetxe. Quedaba un mundo al Mirandés, pero no bajó los brazos y avisó en acción de Infante. El Athletic no quiso hacer sangre, guardó fuerzas y esquivó a Undiano para llegar limpio a la final. Por ahí se coló Aitor Blanco para hacer el 3-1, con Bielsa enfadado. Y Muneta rozó el 3-2. Pero Llorente se marcó un golazo de vaselina y otro de ariete puro para festejar la fiesta. Los dos equipos salieron por la puerta grande.
La intriga duró diez minutos. Los burgaleses habían sorprendido con un plan que ya otros han probado, dejar vía libre a la salida de balón de Amorebieta. La movilidad de los leones les destrozó. Muniain, que empezó como un tiro, cazó un centro de Herrera y batió a Nauzet.
Sin tiempo para reaccionar, cayó el segundo, en una jugada de tiralíneas que terminó con tacón en el área grande del lateral derecho, Iraola, y zurdazo de Susaeta. Al cuarto de hora, la megafonía ya lanzaba el primero de seis avisos a los aficionados para que no invadiesen el campo al final del encuentro. Todo un síntoma.
Sin rendirse. El mazazo definitivo llegó en el minuto 22, con un cabezazo de Aurtenetxe. Quedaba un mundo al Mirandés, pero no bajó los brazos y avisó en acción de Infante. El Athletic no quiso hacer sangre, guardó fuerzas y esquivó a Undiano para llegar limpio a la final. Por ahí se coló Aitor Blanco para hacer el 3-1, con Bielsa enfadado. Y Muneta rozó el 3-2. Pero Llorente se marcó un golazo de vaselina y otro de ariete puro para festejar la fiesta. Los dos equipos salieron por la puerta grande.
lunes, 6 de febrero de 2012
Mou, el tercer mejor técnico del siglo; Guardiola, el 22º
El escocés Sir Alex Ferguson, técnico del Manchester United, lidera la clasificación de mejor entrenador del mundo del siglo XXI de la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS).
Lo más sorprendete de la clasificación es la posición que ocupa Pep Guardiola. Pese a ser el técnico más exitoso de los últimos años, según los criterios utilizados por la IFFHS para elaborar la lista el entrenador del FC Barcelona ocupa el puesto vigesimosegundo, por detrás de técnicos como Eriksson, Karel Brückner, Joachim Löw, Parreira, Ottmar Hitzfeld, Dunga, Mancini, Otto Rehhagel y Trapattoni.
Ferguson encabeza la tabla con un punto de ventaja sobre el francés Arsene Wenger, entrenador del Arsenal, y es tercero el portugués Jose Mourinho, actual técnico del Real Madrid.
El italiano Fabio Capello, que en estos momentos dirige a la selección inglesa, es el cuarto, y el argentino Marcelo Bielsa, técnico del Athletic Club, y el brasileño Luiz Felipe Scolari comparten la cabeza del mejor entrenador sudamericano del siglo XXI.
Vicente del Bosque, seleccionador español que llevó a la Roja al título mundial en Sudáfrica 2010, es séptimo y Rafael Benítez, exentrenador del Liverpool, es décimo.
Lo más sorprendete de la clasificación es la posición que ocupa Pep Guardiola. Pese a ser el técnico más exitoso de los últimos años, según los criterios utilizados por la IFFHS para elaborar la lista el entrenador del FC Barcelona ocupa el puesto vigesimosegundo, por detrás de técnicos como Eriksson, Karel Brückner, Joachim Löw, Parreira, Ottmar Hitzfeld, Dunga, Mancini, Otto Rehhagel y Trapattoni.
Ferguson encabeza la tabla con un punto de ventaja sobre el francés Arsene Wenger, entrenador del Arsenal, y es tercero el portugués Jose Mourinho, actual técnico del Real Madrid.
El italiano Fabio Capello, que en estos momentos dirige a la selección inglesa, es el cuarto, y el argentino Marcelo Bielsa, técnico del Athletic Club, y el brasileño Luiz Felipe Scolari comparten la cabeza del mejor entrenador sudamericano del siglo XXI.
Vicente del Bosque, seleccionador español que llevó a la Roja al título mundial en Sudáfrica 2010, es séptimo y Rafael Benítez, exentrenador del Liverpool, es décimo.
miércoles, 1 de febrero de 2012
El Barça indulta al Valencia
Digamos del Barcelona que no está bien pero digamos que es el Barcelona. Le falta fuelle, le falta duende, le faltan piezas esenciales y otras están sin gasolina. Está exhausto, con los siete puntos de desventaja en Liga en la cabeza y el calendario en las piernas. Pero es el Barcelona y en un día peliagudo salió de Mestalla con la eliminatoria inclinada a su favor después de sobreponerse al gol del Valencia, a dudas casi existenciales y a la presión de un campo que siempre le resulta hostil. Y a Emery, que sigue pergeñando sesudas partidas de ajedrez pero que sigue sin ganar a Guardiola.
El Barcelona sale con la eliminatoria inclinada pero no sentenciada porque las musas andan esquivas y la suerte en el trastero. En la segunda parte el Barça dominó de cabo a rabo y debió marcar el segundo: Messi falló un penalti, Alves remató al palo, Piqué falló a quemarropa... volvió, otra vez lejos del Camp Nou, a no ser el día con el estoque. En una primera parte mucho más nerviosa y disputada, Alexis falló dos ocasiones claras y Messi lo intentó todo pero no se encontró casi nunca. Falló pases, regates y remates pero fue más Messi que en Villarreal y dejó un esfuerzo constante, algunas asistencias de las que suelen ser letales... y el penalti fallado.
El hecho es que el Barcelona, sin ser un gran Barcelona y pese a la ansiedad y la zozobra de las horas previas, fue notablemente superior en Valencia. Sin Xavi, obligado a descansar, y de salida sin Alves. Y, ya se sabe, sin Iniesta, Pedro, Villa y compañía. Con Puyol de lateral derecho, Thiago y un Cesc fundido en el centro del campo y Cuenca en ataque. El Valencia salió con un plan que funcionó en Liga y funcionó esta vez durante más de media hora. Pero terminó fundido, sin aire en el segundo tiempo, con las líneas partidas y duro a la hora de desconectar al Barcelona en la línea de creación. Hizo muchas faltas y vio muchas tarjetas. Y puede quejarse de la no expulsión de Pinto, que cortó un balón con la mano fuera del área con tres cuartos de partido por jugar.
Ese plan del Valencia pasaba por presionar arriba, sellar las bandas y atacar a golpe de aguijonazos con Piatti, Soldado, Jonas y un Mathieu que ya fue en Liga un quebradero de cabeza para el Barcelona. Esta vez también: pese a la línea de cuatro azulgrana con menos alegrías que entonces, casi todo el peligro del Valencia llegó por la izquierda y así llegó el gol, pase de Mathieu y remate de Jonas. El Valencia jugó de igual a igual mientras tuvo pulmones. Fue a menos y terminó asfixiado, fiado de Alves, del palo y del indulto de un Barcelona sin estrella a la hora de sentenciar.
Esa sentencia, o al menos la cuesta abajo definitiva para la eliminatoria, estuvo sobre todo en el penalti de Messi tras un claro derribo de Miguel a Thiago. Precisamente Messi resume el actual Barça: intachable en el esfuerzo, en el espíritu por mantener el espíritu, pero muy justo en lo físico, sin la chispa y el desborde que normalmente le es tan propia. Pero sin ella ha eliminado al Real Madrid y obliga al Valencia a hacer la machada en el Camp Nou. Y tampoco es casual que, como en el Bernabéu, marcara Puyol con la cabeza y con el alma. Él es la reserva espiritual en los momentos difíciles y, pese a su despiste en el gol del Valencia, un factor corrector fundamental contra las dudas de Pinto, las lagunas de Piqué o los problemas en la construcción que se acumularon sin Xavi e Iniesta, con Thiago gris y Cesc otra vez irreconocible. Más impreciso de lo habitual, menos feliz en la recuperación de lo habitual, sin el desequilibrio vertiginoso de casi siempre... pero un equipo capaz de enfriar Mestalla, reponerse al gol local, crear otra media docena de ocasiones claras y merecer el triunfo.
Esto es la Copa y la final, para unos y para otros, está a noventa minutos vista. El Valencia no aprovechó la caldera de Mestalla pero sobrevivió a un segundo tiempo aterrador para sus intereses. El Barcelona encadena tres empates seguidos pero decidirá en casa si vuelve a la final. Todos contentos, o no, y todos citados para dentro de una semana. Eso es lo hermoso de la Copa.
Llorente: "Aún no se puede hablar de la final"
Fernando Llorente se ha encuentra "muy contento por los goles" que está marcando últimamente y por "poder ayudar" con ellos al Athletic Club, pero ha destacado que para ello "hay un trabajo importante" detrás de sus "compañeros" de equipo.
Llorente lleva 5 goles en dos partidos, 8 en los seis últimos encuentros y 16 en los que va de temporada, 11 en Liga, 3 en Copa y 2 en Liga Europa. "Estoy muy contento por los goles y por ayudar a mi equipo, pero para que yo meta hay un trabajo importante de mis compañeros", apuntó el delantero centro internacional, ya de madrugada, tras la finalización de la ida de semifinales de la Copa del Rey en Anduva ante el Mirandés.
Llorente cree que, a pesar de la victoria por 1-2 en ese partido, "todavía hay eliminatoria y todavía habrá que pelearla en San Mamés". "Aún no se puede hablar (de la final) porque queda un partido en Bilbao", comentó.
"Su gol nos complica un poco más las cosas. Sabemos que no nos podemos despistar con el Mirandés, que ha echado a tres primeras de la Copa. Es un equipo complicado y no nos vamos a relajar. Hay que estar preparados porque va a ser un partido complicado y queremos estar en esa final", adelantó.
A pesar de ello, el ariete rojiblanco reconoce que "ganar" en la ida "y meter dos goles" a domicilio "ha sido muy importante" para el Athletic de cara a llegar a la final copera. "Los goles fuera de casa son muy importantes", ha subrayado.
De cara a la vuelta, Llorente confía en que la afición de San Mamés apoye tanto al Athletic como la de Anduva ha hecho con el Mirandés, que le ha parecido "espectacular". "Ha sido un ambiente hostil, animando constantemente a su equipo. Ellos lo agradecen mucho", ha apuntado.
De todos modos, está seguro de que los aficionados rojiblancos no han olvidado lo que pasó en la vuelta de semifinales hace tres años "contra el Sevilla" en ''La Catedral''. "Entonces vivimos algo parecido. Es un espectáculo vivir una semifinales de la Copa del Rey. Ojalá nos arropen y nos lleven en volandas hasta la final", ha deseado.
Llorente, por otro lado, ha felicitado al Mirandés y a su estrella, Pablo Infante, por su brillante trayectoria. "Es espectacular lo que está haciendo esta temporada, lo que están consiguiendo no solo él sino todo su equipo. Es increíble. Mis felicitaciones para todos ellos", ha dicho.
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